LOS INDIOS VERDES
Del esplendor al olvido
Autor: Ing. Manuel Aguirre Botello


 MEXICO EN TUS SENTIDOS

 
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Los Indios Verdes en 1939, entonces recién instalados en la entrada norte de la ciudad, viniendo de Laredo, Monterrey o Pachuca. Era poco el movimiento de vehículos y las personas podían detenerse a admirar las enormes estatuas de bronce de 4 metros de altura. Los Indios Verdes miraban hacia el norte dando la bienvenida a los viajeros. En esta foto del lado izquierdo se encuentra Itzcóatl, cuarto emperador azteca y del lado derecho Ahuízotl, octavo emperador azteca. Al fondo se observan los terrenos que ahora ocupa el enorme paradero y estación del Metro de Indios Verdes.



Llegué a vivir, por primera vez, a la Ciudad de México en el año de 1939, cuando tenía 4 años de edad y en verdad que era un deleite disfrutar de su agradable clima y recorrer sus calles y avenidas.  Era la época en que Lázaro Cárdenas gobernaba este país   y mi padre trabajaba en la SCOP, Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. En ese año se inauguró el primer paso a desnivel sobre el crucero de ferrocarril en Nonoalco, todavía existente, y también inició operaciones el entonces nuevo aeropuerto civil de la Ciudad de México, sobre la actual Avenida del Aeropuerto..
Pero también en ese año los Indios Verdes fueron cambiados de sitio y colocados a la entrada norte de la ciudad, viniendo por la entonces flamante carretera pavimentada de Laredo y que era donde comenzaba la Av. Insurgentes Norte.
En un carrito similar al que aparece en la foto de arriba, tengo muy presentes las palabras de mi padre, tratando de explicarme la razón de ser de  las enormes figuras de los Indios Verdes, recientemente colocados allí.
Pero seguramente mi padre, como la mayoría de la gente,  desconocía su origen  y no sabía que para entonces ya tenían más de 40 años de vida y una larga historia que contar.  Veamos a continuación lo que se sabe y se recuerda de ellos, en los 5 sitios que han ocupado desde su creación:

PRIMER SITIO: Paseo de la Reforma, 1891-1901.
 

Esta es una foto obtenida por Alfred Briquet a fines del siglo XIX, que parece ser la más antigua que se conoce. Muestra a los Indios Verdes colocados al inicio del Paseo de la Reforma, en la intersección con las actuales avenidas Juárez y Bucareli. Para ubicarnos en el tiempo observe lo siguiente: Las bancas de cantera ya existen, se terminaron en 1880; la primera etapa de estatuas de personajes ya bordean el paseo, fueron instaladas a partir de 1889; se aprecia un poste de alumbrado público a base de gas, estos funcionaron hasta  1895, que fue cuando se colocaron las primeras unidades eléctricas. Por lo tanto y dado que no aparecen postes de alumbrado eléctrico, la foto es anterior a 1895, pero como aparecen las estatuas que bordean la avenida, es posterior a 1889. Esto coincide con las fechas que se atribuyen a la colocación de los Indios Verdes, entre 1889 y 1891.


 

La principal controversia en cuanto a la razón de ser de estas estatuas, es saber si fueron concebidas especialmente para exhibirse en el sitio mostrado o si hubo la intención de darles otro uso. Todo esto debido a que en 1889, México participó con un original pabellón en la Exposición Universal en París, Francia, precisamente cuando se inauguró la Torre Eiffel.
En uno de los ejemplares de la revista Arqueología Mexicana, el número 149 dedicado a Coyoacán,  aparece  la siguiente cita:

<< En 1889 se llevó a cabo la Exposición Universal en París, Francia, y la Secretaría de Fomento de México solicitó a Antonio Peñafiel y a Antonio Anza presentar un proyecto del pabellón de nuestro país. Se invitó al escultor y pintor Alejandro Casarín Salinas (1842-1907) para que elaborara dos esculturas de bronce de cerca de cuatro metros de altura y un peso aproximado de tres toneladas, las cuales representaban a Itzcóatl y a Ahuítzotl para formar parte de esa conmemoración Sin embargo, en el libro de Peñafiel, traducido al francés y al inglés y por último al español, no se hace referencia a las figuras de los “Indios Verdes” de Casarín, sino a dos enormes imitaciones de Atlantes de Tula. Al no haber mención de los “Indios Verdes”, puede pensarse que se decidió no llevarlas a París y dejarlas en México. >>

Como es natural, las estatuas nunca llegaron a Paris, pero además resulta poco lógico pensar que se hubieran fundido en México para transportarlas a Paris, siendo tan grandes y pesadas. Los 12 relieves de Jesús F. Contreras que se colocaron en la fachada del pabellón mexicano, fueron fundidos en Francia por la empresa: Thiébaut Frére Fondeurs.

 

Esta fue la fachada principal del pabellón de México en la Exposición Universal de 1889 en Paris y  se aprecian los relieves de Jesús F. Contreras, que fueron doce en total, seis a cada lado y al centro los denominados Atlantes de Tula que en forma de cariátides detienen el dintel de la estructura. De los 12 personajes en relieve, 6 eran Dioses, 3 Héroes y 3 Reyes y uno de estos últimos, se trataba de Itzcóatl. Al centro, se aprecian dos grandes bases a los lados de la escalinata, con un brasero en la parte superior, que bien podrían sugerir la posibilidad de haberse planeado para colocar allí las enormes estatuas de los Indios Verdes, pero no aparecen en los dibujos del proyecto ganador de Anza y Peñafiel.  Pero además, en virtud de que uno de los Indios Verdes, representa a Itzcóatl, es muy poco probable que en el conjunto, se duplicara a uno de los personajes. El edificio medía 60 metros de largo por 30 metros de ancho y 14.5 metros de altura y las estatuas de los Indios Verdes miden 4 metros de altura.


Pienso que un alto porcentaje de mexicanos habremos olvidado los nombres de los emperadores (tlatoanis) aztecas, que por muchos años los supimos de memoria.  Por lo mismo el poder recordar las hazañas de Itzcóatl (o Izcóatl) nos resulta difícil y por lo mismo es necesario  consultar sobre esa gloriosa historia..
A Itzcóatl se le reconoce como el hombre que consolidó la autonomía mexicana. En unión de Netzahualcoyotl, rey poeta de Texcoco y Totoquihuatzin, señor de Tlacopan, forjaron la Triple Alianza, que implicó la unión de fuerzas para acabar con el señorío de Azcapotzalco, que les imponía muy severas cargas tributarias y militares.
El relieve mostrado es obra del escultor mexicano Jesús F. Contreras en 1888 y formó parte, junto con 11 más, de la representación de México en la Exposición Universal de 1889 en Paris. Actualmente se encuentra en el Jardín de la Triple Alianza, en el interior del Museo del Ejército, en Filomeno Mata esquina con Tacuba, Ciudad de México. Allí se exhiben 4 de los relieves mencionados y los otros 8 están en Aguascalientes.  Don Jesús F. Contreras, oriundo de dicho estado, fue un escultor prolífico, tan sólo en el Paseo de la Reforma de la ciudad de México se localizan 20 esculturas en bronce hechas por él.


 

Este fue el interior del pabellón de México, con un diseño totalmente distinto al exterior. Observe la miniatura del monumento a Cuauhtémoc comparada con la forma de la Torre Eiffel del lado derecho.



Don Vicente Riva Palacio Guerrero, fue nieto de Vicente Guerrero, y tras de apoyar a Porfirio Díaz en el plan de Tuxtepec, fue nombrado ministro de Fomento,  Colonización, Industria y Comercio, en los dos primeros períodos de gobierno de Díaz.
Al respecto, don Carlos Martínez Assad en su libro "La Patria en el Paseo de la Reforma" refiere lo siguiente:

 ... Siendo Vicente Riva Palacio ministro de Fomento, Colonización, industria y Comercio entre 1876 y 1879, La Libertad informaba el 22 de febrero de 1878, en su sección Ecos, que había ordenado construir dos estatuas de guerreros indígenas para ser colocadas en el Paseo de la Reforma. Riva Palacio comisionó a Alejandro Casarín la hechura de los dos colosos aztecas que representaban a Izcóatl y a Ahuízotl  …

Salvo datos referentes a dimensiones, peso y costo de las estatuas, $80,000, Martínez Assad no indica nada referente a que estuvieran destinadas a la Exposición Universal de Paris de 1889, pero dice que fueron inauguradas el 5 de mayo de 1892.

 

Esta imagen también es anterior a 1895, pues no aparecen todavía los postes ornamentales de gran altura para el alumbrado eléctrico. El Caballito, la estatua de Manuel Tolsá, enfrenta a los 2 colosos mexicas,  Itzcóatl y Ahuízotl, obras del escultor Alejandro Casarín.


 

Paralelamente a la colocación de las estatuas de los personajes ilustres en el Paseo de la Reforma, estas 2 colosales estatuas fueron ordenadas por la Secretaría de Fomento y colocadas al inicio del Paseo de la Reforma, cual centinelas que estuviesen vigilando la entrada a tan simbólica vialidad.  Me refiero a las estatuas que los mexicanos conocemos como los Indios Verdes, pero que como dijimos antes, pertenecen a dos de los emperadores (tlatoanis) mexicas, el cuarto que fue  Itzcóatl y el octavo que fue Ahuízotl.
Estas gigantescas esculturas que miden 4 metros de altura y pesan 3 toneladas cada una, fueron obra del escultor y multifacético personaje mexicano Alejandro Casarín Salinas. La investigadora Esther Acevedo, de la Dirección de Estudios Históricos del INAH y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, publicó en su artículo "Los caminos de Alejandro Casarín, (1840-1907), el siguiente párrafo de Ignacio Altamirano en referencia a la obra de Casarín.

"El Señor Casarín disfruta en México de una reputación notable como pintor de género y sus cuadros se graban mucho, algunos de ellos se han vendido bien aquí y en los Estados Unidos. No es alumno de la Academia y se ha formado como suele decirse, sólo estudiando la naturaleza ...y en el estudio de Meissionier… Si se hubiese dedicado exclusivamente a la pintura ya habría llegado a una posición artística envidiable, pero sea porque ha desconfiado del porvenir y se ha desalentado o por la flexibilidad de su talento lo impulsara al cultivo de otras artes y un instinto dominador de todas las dificultades que se hallen en otras empresas, el caso es que ha abandonado una especialidad que le habría dado gloria y dinero… El mientras habrá conquistado nuevos laureles en otras artes, en la galvanoplastía, en la cerámica, la música y aun en la escultura porque su talento es verdaderamente notable por su facilidad para emprenderlo y avasallarlo todo…"

En cuanto a la fecha en que fueron colocadas en su sitio original tan significativos monumentos existe controversia, pero considero que fueron ordenadas en 1878 y colocadas en septiembre de 1891.
Sin embargo don Carlos
Martínez Assad en su libro arriba  mencionado, dice que fueron inauguradas el 5 de mayo de 1892 y la familia Casarín fija la fecha el el 30 de septiembre de 1889.
De cualquier manera y dado que se levantó una gran polémica respecto a la conveniencia de que ocuparan dicho sitio, fue relativamente corto el tiempo que permanecieron allí y para el año de 1901, fueron trasladadas al inicio del Paseo de la Viga.

Los Indios Verdes en una fotografía de Winfield Scott de fecha cercana a 1895. Se encuentran en su localización original y son esculturas de bronce que se pensaba habrían adquirido un color verde por la capa de óxido, pátina, por el paso del tiempo. Itzcóatl a la derecha es un hombre joven y porta una espada de madera con cuchillos de obsidiana, un macuahuitl, fue el cuarto tlatoani azteca. Ahuízotl a la izquierda es el viejo y tiene un mazo entre sus brazos, fue el octavo tlatoani azteca. Observe los postes de alumbrado público, a la derecha una unidad no eléctrica a base de gas y a la izquierda a punto de instalarse una lámpara de alumbrado eléctrico incandescente.



No poseo información completa del como y porqué llegaron los Indios Verdes a ocupar un sitio tan importante al inicio del Paseo de la Reforma. Tampoco conozco la  razón que pudo existir para colocar frente a frente, el símbolo del orgulloso Imperio Azteca representado por los Indios Verdes, y la simbólica presencia de tres siglos de dominación del Imperio Español, que en cierta forma representaba la estatua de Carlos IV.
Sin embargo es un hecho que al menos durante 10 años permanecieron así
 

La foto debe ser de 1900, el alumbrado eléctrico está funcionando y las estatuas de hombres ilustres y jarrones que bordean el paseo, están en su sitio. Aquí aparecen frente a frente, cara a cara, los dos grandes símbolos de nuestra cultura: El orgulloso, el poderoso y rico Imperio Azteca, representado por dos de sus grandes tlatoanis los Indios Verdes y la estatua ecuestre de  Carlos IV, representativa de 300 años de dominación española, si pero representativa también de muchas de las cosas buenas que por añadidura nos llegaron, como fue nuestro inolvidable y buen amigo El Caballito...



Encontré hace algunos años una página en internet perteneciente a la familia Casarín,  en la que se hacía una descripción histórica de las estatuas y del momento en que el Ministro de Fomento,
Colonización, Industria y Comercio acudió a la ceremonia de inauguración de las mismas.
A continuación recupero algunos de los párrafos de dicho sitio, en donde se relata la
gran polémica que se desató por la colocación de aquellas esculturas gigantes que representaban a dos de los emperadores aztecas, Ahuízotl e Itzcóatl.
Pero si ustedes creen que la polémica se daba por la presencia de la estatua de Carlos IV frente a ellos, bien vale la pena que lean lo siguiente:

 

«... A la polémica del pabellón de 1889 (se refiere al pabellón de México en la Exposición Universal de Paris), se sumó pronto otra, en 1891, cuando en la entrada del Paseo de la Reforma, lindantes con el monumento a Carlos IV de Tolsá, se inauguraron las gigantescas esculturas de los héroes aztecas Ahuízotl y (sic) Izcóatl, realizados por el escultor Alejandro Casarín, y colocadas sobre unos pedestales de mármol negro, popularmente conocidos como los "indios verdes". La polémica, como destaca Elisa García Barragán, se produjo "ya que los reyes esculpidos dentro de un pretendido realismo indígena rompían la armonía del afrancesado paseo".
Dos años después se leía en "El Monitor Republicano": "Insiste un periódico y con mucha justicia, en pedir al Ayuntamiento que suprima los ridículos y antiestéticos muñecotes colocados a la entrada del Paseo de la Reforma. Los turistas que visitan esta capital creen que esos adefesios son obra de los primitivos pobladores del Anáhuac y que nuestro ayuntamiento los conserva allí como reliquias arqueológicas. Así opinan los que nos juzgan favorablemente. En cuanto a los que sepan que son obras contemporáneas nos calificarán seguro de salvajes
...»

«... Las respuestas a ambas obras tan polémicas, el Pabellón del 89 y los "indios verdes", se produjeron casi una década después: para la exposición de París de 1900 se descartó por completo el estilo indígena para el pabellón mexicano optándose, en una clara muestra de que se preferían los historicismos de historias ajenas, por uno de estilo morisco, y al año siguiente, en 1901, los "indios verdes" fueron trasladados al más adecuado Paseo de la Viga, donde se colocaron en nuevos pedestales en "estilo maya", hecho por el arquitecto Guillermo de Heredia ...»


Y lo que sigue es una parte sobresaliente de lo que narra la familia Casarín, en cuanto al momento en que fueron inauguradas y los datos biográficos del autor.

 

«... De la fiesta de entonces, discurso al calce del señor secretario de Fomento, Carlos Pacheco, daba cuenta pasaditas las tres de la tarde del 30 de septiembre de 1889, el Siglo XIX: "Con ese mismo bronce se cinceló, golpe por golpe, la grandeza de nuestra raza..."
Los indios verdes, joven uno; viejo el otro, aunque ambos guerreros, abrían el Paseo de la Reforma, llamado alguna vez Calzada Degollado; otro Paseo del Emperador, y uno más Paseo de la Emperatriz, ajenos al violento tráfago dominical del Paseo de Bucareli y aún a los bostezos sin fin del caballito de la mediocridad montado por el monarca español Carlos IV, bajo la firma del escultor valenciano Manuel Tolsá.

Presente en la ceremonia de colocación de los colosos en bronce en el espacio conocido por décadas como Plaza del Paseo, a cuyos dominios confluían los de Bucareli y Reforma, el escultor Alejandro Casarín no estuvo en la orden del día para explicar la justeza del vaciado de sus obras; el atavío de la orden de los caballeros tigres en una de ellas; las fauces abiertas del jaguar u océlotl en otra ...

 Nacido en la ciudad de México en 1840, el artista había combatido con tal fiereza a los invasores franceses, que vuelto prisionero sería enviado al país galo donde, tras una corta condena, trabajaría al lado de los grandes maestros europeos de su tiempo: Meissonier, Zamacois, Fortun, Carot, Millet...

 Casarín murió en los Estados Unidos en el año de 1907...»


SEGUNDO SITIO: Paseo de la Viga, 1901-1939

Como se ha dicho arriba,  injustamente diría yo, los famosos Indios Verdes tuvieron que dejar la custodia del Paseo de la Reforma en 1901 y se convirtieron en celosos guardianes del acceso al tradicional Paseo de la Viga, sitio en el cual permanecieron por muchos años.
La que sigue es una foto del descenso de su pedestal en el Paseo de la Reforma, de la enorme estatua de Ahuízotl, el viejo tlatoani mexica.

 

Sin grúas, utilizando una estructura y posiblemente garruchas diferenciales, desciende Ahuízotl de su pedestal y tristemente es "desterrado" a la entrada del Paseo de la Viga. El menospreciado viejo Ahuízotl, fue considerado el jefe militar más destacado de todos los tlatoanis mexicas  y pudo expandir los dominios de la Triple Alianza a su máxima extensión, llegando hasta las costas chiapanecas. Ahuízotl fue nieto de Moctezuma Ilhuicamina y padre de Cuauhtémoc, y ocupó el lugar número ocho en la sucesión de emperadores mexicas.



Continúo con la narración de la familia Casarín, en  relación con el traslado de las estatuas al Paseo de la Viga en 1901, sitio en que permanecieron durante 38 años.
 
 

El hecho es que la estadía de los indios verdes en el pórtico del paseo trazado por el arquitecto francés Luis Bolland y el ingeniero austriaco Aloys Bolland Kümackl en 1865, por órdenes de Maximiliano, sobre un colosal terreno propiedad de Francisco Somera, conocido como Potrero de la Horca, cuyos límites eran Bucareli, el rancho de San Rafael, el de la Casa Blanca y el de los Once mil árboles, además de la hacienda de la Teja, para unir en línea recta al castillo de Chapultepec con el corazón de la ciudad, fue corta, muy corta.

Las estatuas que a juicio del historiador José María Marroqui, "no resultaban airosas, y jamás las he oído alabar de nadie", se moverían tres lustros después al Canal de la Viga, ubicándose como escoltas del paisaje:
 "Sobresalían entre las flores -describiría Irene Elena Motla- las amapolas dobles llamadas adormideras, de bellísimos colores y gran tamaño; amapolas rojas, sencillas, chícharos de olor, claveles, margaritas, nomeolvides y pensamientos. Con trajineras era un jardín flotante. Otras canoas rebosaban de hortalizas, pues sus ocupantes ofrecían apios, rabanitos y pepinos. Se acostumbraba regresar trayendo una corona de flores en la cabeza. También había puestos de atole y tamales, pambacitos compuestos y enchiladas...".


Sin embargo, no existe una sola fotografía de los Indios Verdes, en la que aparezcan bordeando el Canal de la Viga, lo cual nos sugiere que nunca estuvieron en esa situación.  Para el año de 1901, el Canal de la Viga había venido a menos y según se puede apreciar en el siguiente mapa de 1910, la zona donde fueron colocadas las estatuas fue tierra firme.
 

Este es un detalle de la zona donde se ubicaron los Indios Verdes en 1901, tomado de un mapa de la Ciudad de México, publicado por el Ministerio de Fomento en 1910, en el que se ha localizado la posición que tuvieron las dos estatuas y se indica el inicio del Paseo de la Viga y hasta donde llegaba el canal en esa época. Lo anterior demuestra que nunca bordearon el canal, como generalmente se piensa. Las fotos que siguen sirven para demostrar la posición exacta de las estatuas.



Finalmente para el año de 1921, las autoridades decidieron desaparecer totalmente el cauce del canal y darle paso a la selva de cemento y asfalto, característica de la gran ciudad capital. Al construirse la calzada de La Viga, los famosos Indios Verdes permanecieron en el mismo sitio que ocupaban, como puede apreciarse en la siguiente fotografía.

 

Esta fotografía del primer tercio del siglo XX, muestra la situación de los Indios Verdes una vez que desapareció el Canal y el Paseo de la Viga. La chimenea al fondo de la foto pertenece a la fábrica de ácidos.  Este sitio corresponde con el cruce actual de la Calzada de la Viga y el denominado callejón de San Antonio Abad, muy cerca de Fray Servando Teresa de Mier. El punto a destacar de esta imagen, es la vía del tranvía que tuerce a la derecha y toma el callejón de San Antonio Abad, observe que la estatua de la derecha está después del callejón, tal como se ubicó en el detalle de localización de la imagen anterior. Las estatuas corresponden, a la derecha Itzcóatl y a la izquierda Ahuízotl, tal como estuvieron en el Paseo de la Reforma.


 
 

En esta imagen se muestra desde las alturas, la posición exacta de los Indios Verdes (realzados mediante un círculo) ubicados sobre la calzada de La Viga. Atrás la fábrica de ácidos denominada Beisk Feliza y Cía.  Aquí también debe destacarse que las estatuas están después del callejón de San Antonio Abad. Esta es una vista parcial, de una foto aérea capturada por la Cía. Mexicana Aerofoto en 1932.


 

Estas fotografías del Archivo Casasola corresponden a las estatuas de Ahuízotl e Itzcóatl cuando estaban ubicadas en la Calzada de la Viga.


 

En esta imagen, que es la más conocida de esa época, aparece la estatua de Itzcóatl en su ubicación de Calzada de la Viga, no hay fecha pero es entre 1922 y 1938.


 

En este mapa actual, se indica la localización casi exacta, que tendrían hoy los Indios Verdes si hubiesen continuado en esa zona. Bien podría colocarse allí un marcador histórico recordando su presencia. Mapa cortesía de Google Maps.


 

TERCER SITIO: Entrada Norte de la Ciudad de México, 1939 -

 

En el año de 1939 se realizó la maniobra para desmontar las dos estatuas de sus bases y trasladarlas primero a un taller para su rehabilitación y después a su nuevo sitio. En la foto del archivo Casasola se observa el descenso de estatua de Ahuízotl. Las bases piramidales o pedestales de las estatuas, en estilo maya y obra del Arq. Guillermo Heredia, también fueron rescatadas. Desconozco la razón de los glifos mayas, en las estatuas de los tlatoanis mexicas.


 

Ante la degradación urbana de lo que alguna vez fue el bello inicio del Paseo de la Viga, los Indios Verdes habían quedado rodeados por fábricas y puestos semifijos y por ello se decidió cambiarlos de sitio, ahora a la entrada norte de la ciudad. viniendo por la entonces flamante carretera pavimentada de Laredo y que era donde comenzaba la Av. Insurgentes Norte.
A continuación las fotos que muestran el proceso de colocación en su nuevo asentamiento.

 

En esta viejas fotografías del archivo Casasola, se aprecia claramente la magnitud de estas colosales estatuas durante el proceso de colocación en la entrada norte de la ciudad en 1939.


 

Aquí la grúa mecánica que se utilizó para poner en su pedestal la estatua de Ahuízotl. Foto del archivo Casasola.


 

Las dos estatuas totalmente restauradas, sobre sus pedestales de estilo maya, daban la bienvenida a todos los viajeros procedentes del norte del país y de los Estados Unidos. Las fotos de 1939, las muestran completamente terminadas, en el sitio que conservaron hasta 1979.


 

Esta imagen resulta muy interesante y muestra como veían la entrada a la Ciudad de México, los conductores de vehículos que venían del norte del país y de los Estados Unidos. Los dos orgullosos vigilantes daban la bienvenida a los viajeros, pero ahora Itzcóatl se encuentra colocado al lado izquierdo y Ahuízotl del lado derecho, es decir a la inversa de como estuvieron colocados en Reforma y en La Viga. La avenida de Los Insurgentes se ampliaba y mostraba nuevos arbotantes dobles en el alumbrado público. Al fondo la colonia Lindavista en desarrollo de su primera etapa y los grandes terrenos que hoy ocupa el paradero de Indios Verdes, estaban completamente baldíos. La foto apareció en algún ejemplar de 1940 de la revista Life y era una gran promoción para las grandes caravanas de turistas norteamericanos, que viajaban con su automóvil y su remolque (trailer), desde muy lejanos lugares. México era entonces un país muy seguro.


 

Sin embargo, la que habría parecido localización definitiva, tampoco lo fue y en esta ocasión debido al acelerado crecimiento urbano de la Ciudad de México y sus alrededores, que hicieron necesaria la ampliación de la carretera libre de Pachuca.
Esto se dio de forma paralela a la conclusión de la estación terminal de Indios Verdes, de la línea 3 del Metro, que fue inaugurada el 1o. de diciembre de 1979 y fue la razón por la que adoptó dicho nombre.
En la siguiente fotografía aérea de la zona, que corresponde al año de 1952, se han marcado las posiciones aproximadas que han ocupado las estatuas de los Indios Verdes en esa zona, desde 1939 a la fecha

 

En este detalle de una vista aérea obtenida en 1952 por la Cía Mexicana Aerofoto, aparece una parte de la Colonia Lindavista y de la avenida Insurgentes Norte. Aquí se sitúan las ubicaciones de los Indios Verdes, desde 1939 a la fecha:
Sitio 3.-  Acceso norte de la ciudad, viniendo de Laredo, Monterrey o Pachuca, 1939-1979.
Sitio 4.-  Camellones laterales de Insurgentes Norte a la altura de la Estación del Metro, 1979-2005.
Sitio 5.-  Acceso principal al Parque del Mestizaje, 2005 - ?.



CUARTO SITIO: Paradero Estación Indios Verdes del Metro

La falta de coordinación del Distrito Federal con el gobierno del Estado de México, ha dado lugar a muy graves problemas de transporte. No es un problema nuevo, ha existido por años y vemos todos los días a miles de personas que llegan del Estado de México para trabajar en el D.F.
La estación Indios Verdes nunca debió ser la terminal de la línea 3 del Metro, esta ruta bien pudo prolongarse, mediante un convenio bipartita, por lo menos hasta San Cristóbal Ecatepec. Como nunca fue así, el llamado Paradero de Indios Verdes, se convirtió en un complicadísimo centro de transbordo de personas, que viniendo del Estado de México suben al Metro en esta estación.
La zona se convirtió en un nudo vial, con el consecuente desorden, basura, inseguridad y la multiplicación del comercio informal.
Las estatuas de los Indios Verdes colocadas en los camellones de la avenida Insurgentes Norte,  pronto quedaron olvidadas y expuestas al vandalismo y la acumulación de basura.
Y habría que pensar en otra localización ...

 

En la acera oriente de Insurgentes quedó la estatua de Ahuízotl pero ahora mirando hacia el sur y permaneció allí desde 1979 hasta 2005.


 

Mientras tanto en la acera poniente y también mirando hacia el sur quedó la estatua de Itzcóatl.



Y llegó el día de pensar en un nuevo traslado de las ya entonces centenarias esculturas.
El 1 de octubre de 2004 la Secretaría de Transportes y Vialidad publicó, en la Gaceta Oficial del Distrito Federal, el aviso de aprobación del establecimiento del Corredor de Transporte Público de Pasajeros METROBÚS Insurgentes en el tramo de 19,4 kilómetros comprendido entre la estación Indios Verdes del STC-Metro y el Eje 10 Sur, Av. Copilco.
Y las estatuas estorbaban para el desarrollo del proyecto  ...


QUINTO SITIO: Jardín del Mestizaje

Fue hasta 2005 cuando, como parte del Plan Maestro de rescate del Acueducto de Guadalupe, se remodeló el Parque del Mestizaje, en donde los tlatoanis mexicas encontraron su actual morada.
Algo en verdad positivo, fue el proceso de restauración de las estatuas que les devolvió su apariencia original. El especialista que encabezó al equipo de restauradores, Ricardo Prado, descubrió que las estatuas eran verdes desde que fueron creadas. Ver artículo: Dan un destino final a los Indios Verdes.
Párrafos arriba reprodujimos algunas palabras de Ignacio Altamirano, relacionadas con las amplias cualidades de Alejandro Casarín, hombre versátil e innovador y las cuales concluyen así:


" ... El mientras habrá conquistado nuevos laureles en otras artes, en la galvanoplastía, en la cerámica, la música y aún en la escultura porque su talento es verdaderamente notable por su facilidad para emprenderlo y avasallarlo todo…"
 

Es decir que Casarín encontró la fórmula para dar el efecto de pátina verdosa, que se adquiere con el paso de los años, desde la mismo día en que fueron colocadas sus memorables estatuas ...

De acuerdo con la explicación del Sr. Prado, el escultor logró ese efecto "bañándolas con una fórmula química hecha a base de sales cuaternarias -de cobre-, que les proporcionó una pátina verdosa" desde su origen.
En base a todo este proceso de restauración, los gigantes guerreros de bronce fueron sometidos a una limpieza exhaustiva con aire comprimido, para retirar el polvo, el excremento de aves y la suciedad, y a un lavado posterior con agua destilada y solventes que eliminaron la capa corrosiva adquirida desde 1939.
La gruesa capa de cochambre que los cubría era en base a gomas, aceites y ácidos que flotan en el aire, debido a la contaminación producida por los miles de camiones autobuses y autos que habrían pasado a su lado, según comentó el mismo Sr. Prado.
Gracias a este proceso las estatuas recobraron el mismo aspecto que tuvieron en 1891.
 Las fotos que siguen demuestran lo injusto del rechazo que recibieron de la encumbrada sociedad, malinchista, de aquellos lejanos días.

 

Esta excelente fotografía aparece en Flickr y es obra de Aquarela 08, autor de un cúmulo de excelentes imágenes que puedes admirar si accedes a su sitio. Aquí se muestra a Itzcóatl, después de que la escultura fue meticulosamente restaurada por el equipo del Sr. Ricardo Prado.


 

Ahora la estatua de Ahuízotl, también fotografiada por Aquarela 08, una vez que fue restaurada y colocada en el Parque del Mestizaje.


 

El Parque del Mestizaje fue Inaugurado desde el 18 de noviembre de 1978 por el entonces presidente de México José López Portillo y los reyes de España, durante la visita que realizaron a nuestro país.
Desde su construcción este parque cuenta con diversos atractivos como son la fuente denominada de Los Danzantes y también existen otras esculturas como la de Don Quijote y Sancho Panza.
Fue en este sitio donde se reubicaron las dos esculturas de los Indios Verdes en el año 2005, seguramente por su cercanía, pues en realidad son un símbolo del poderoso Imperio Azteca y no tienen nada que ver con el mestizaje.
Las siguientes fotos nos muestran como se encuentran en la actualidad, al reconstruirse sus bases y ubicarse a mayor altura. Sin embargo los pedestales piramidales quedan fuera del alcance de la vista común y habría sido conveniente colocar placas a la altura visual normal, que describan quienes son y cuales fueron sus méritos.

 

Colocada del lado izquierdo la estatua del octavo emperador azteca, Ahuízotl, recuperando la posición que tuvo originalmente en el Paseo de la Reforma, a fines del siglo XIX.


 

Y del lado derecho la estatua del cuarto emperador azteca, Itzcóatl tal como estuvo colocada al ser inaugurada en 1891.


 

Y para finalizar una vista reciente de las dos estatuas, tal como fueron captadas por la cámara Street View de Google Maps, a la entrada del Parque del Mestizaje, en la esquina de Cantera con Insurgentes Norte.


 

CONCLUSIÓN

Desde 1979 el Parque del Mestizaje ha sido remodelado en varias ocasiones, sin embargo, el mantenimiento y conservación de rutina es visiblemente deficiente, al grado que los vecinos de esa zona, han denunciado que por las noches está prácticamente en la penumbra y resulta peligroso. Igualmente la limpieza y la conservación de las áreas de jardines es lamentablemente incompleta.
Por esta razón nuevamente se ha pensado en retornar estas emblemáticas figuras, a un sitio más digno, pero la propuesta hasta ahora, ha sido rechazada.

Aquí ya no se trata de definir si las estatuas son bonitas o son feas, lo que se requiere es que los mexicanos entendamos bien el momento histórico que representan y por el cual fueron concebidas. 
Son dos ilustres personajes, que en su momento fueron capaces, uno de ellos Itzcóatl, de liberar a su pueblo de la opresión a que estaba sometido y el segundo, Ahuízotl, que hizo crecer sus dominios en un enorme territorio comprendido entre  ambos océanos.
Estamos hablando de una historia de éxito, de esas que raramente estamos acostumbrados a contar.

Es casi seguro, que nadie tome en cuenta esta propuesta, pero a continuación muestro una composición fotográfica del sitio que considero ideal para ubicarlas.
La entrada principal al Museo Nacional de Antropología en el Bosque de Chapultepec.

 
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Esta composición fotográfica nos da una idea realista de como se verían las estatuas de Ahuízotl e Itzcóatl a la entrada del famoso Museo Nacional de Antropología. ¿Cual podría ser la respuesta del INAH?, es una verdadera incógnita.
Sin embargo, en caso negativo, nuestro glorioso Ejército Mexicano bien podría salir al rescate y colocarlos en un sitio digno, ya fuera en el Campo Marte, en la SEDENA o en el Colegio Militar. Después de todo, estos legendarios guerreros mexicas, triunfadores en mil batallas, fueron el verdadero origen de nuestras fuerzas armadas. Seguramente se sentirían felices de escuchar los redobles de tambor y las salvas de artillería, en vez del ruido infernal de los autobuses y la contaminación que los asfixia e impregna de aceites y ácidos. ¿Será posible?


 


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Última revisión: sábado, 06 marzo 2021.